La Nueva Normalidad (EP 6): por más que vayas de progre, hay prejuicios instalados en ti [VIDEO]

Paul Alonso
Periodista, escritor y profesor universitario. Es autor del libro “Satiric TV in the Americas: Critical Metatainment as Negotiated Dissent” (Oxford University Press, 2018). Ha publicado en prestigiosas revistas académicas y medios internacionales, pero también ha sido el conductor de GCU, un programa satírico en Utero.pe. Todavía le quedan algunos amigos.En el Perú, muchos se solidarizaron con el movimiento (contra la muerte de George Floyd) y hasta pusieron sus pantallas de Instagram en negro con el #BlackLivesMatter. Este acto valiente de desprendimiento, sin embargo, generó algunas críticas. Podríamos resumirlas así: «bien que apoyas la lucha en Estados Unidos, pero eres indiferente o partícipe el racismo sistémico en el Perú. Si algo parecido hubiera surgido aquí, ya lo estaría siendo condenado como terrorismo».
Estas críticas no carecen de razón. Solo imaginen si grupos históricamente marginados en el Perú salieran a protestar a Miraflores como lo hacen en Estados Unidos. Muchos apoyarían una represión inmediata.
En términos prácticos, en el Perú el racismo está naturalizado. Por ejemplo, aquí todavía genera debate si personajes como el Negro Mama y la Paisana Jacinta son construcciones racistas. No me malentiendan. No voy aquí de moralista. Yo crecí en el Perú de los 80 y los 90, cuando el discurso público era mucho más conservador y pocos disfrazaban sus prejuicios.
Si eras racista, sexista u homofóbico, el Perú de ese tiempo era como estar en California en los 60 si te gustaban las drogas psicodélicas.
Y uno, por más que lo intente, no puede despercudirse totalmente de eso. Por más que vayas de progre, hay prejuicios instalados en ti. Eso no te convierte inmediatamente en un miembro de Ku Kux Klan, Rafael Rey, Phillip Butters o Cipriani. Porque las personas están llenas de grises. Los ejemplos abundan.
Uno podría ver, por ejemplo, a un esforzado representante de comunidades étnicas marginadas, pero que odia a los gays. O también podría ver a un pro-hombre del movimiento LGTB que discrimina a los gordos o a las mujeres. O puede existir una apasionada líder de opinión feminista que detesta a los pezuñentos.
En otras palabras, no vamos a encontrar esa soñada pureza. Y no tendríamos que ir tan lejos. Bastaría con mirarnos a nosotros mismos de manera crítica, porque sólo somos ejemplos de contradicción.
Esta es la Nueva Normalidad. Racialízala.
Más procrastinación
